viernes, 26 de marzo de 2010

Aviso (1753), J. J. Rousseau

                                                              
Aunque haya aprobado los cambios que mis amigos consideraron apropiados para este entremés cuando fue interpretado en la corte, y que en gran medida su éxito les sea debido, no he considerado apropiado adoptarlos aquí, y eso por varias razones. La primera es que, puesto que esta obra lleva mi nombre, es preciso que sea mía, por mucho que la empeore; la segunda, que estos cambios podían estar muy bien en sí mismos, y sin embargo restarle a la pieza esa unidad tan poco conocida, que sería la obra maestra del arte si se la pudiese conservar sin repeticiones y sin monotonía. Mi tercera razón es que esta obra no habiendo sido hecha sino para mi entretenimiento, su verdadero éxito es que me guste: y nadie sabe mejor que yo cómo debe ser para gustarme al máximo.

Jean-Jacques Rousseau
(1712-1778) 

el homosexual... 3 y 4, Copi

                                                                                
Escena III

Garbenko, Garbo

     Garbenko
¡En el nombre de un perro! ¡En menos de dos kilómetros maté como mínimo tres lobos! ¡Empieza a volverse imposible salir de casa! ¡Mirá! ¡Me arrancaron la mitad de la manga! ¡Escuchame, Nikita, no había necesidad de que te llevaras diecisiete perros para un solo trineo! ¡Podrías haberme dejado tres o cuatro! No pensarás que me puedo hacer arrastrar por tu chihuahua, ¿no? ¡Encima meó por todos lados tu chihuahua de mierda! ¡La próxima se lo tiro a los lobos!
     Garbo
Tiraseló a los lobos y callate la boca.
     Garbenko
Acabo de escaparme de los lobos y estoy medio muerto de frío, ¿y vos me recibís así? Además, ¿por qué me hiciste venir acá?
     Garbo
Te dije que te callaras la boca, Garbenko.
     Garbenko
Nikita, te estás poniendo rara.
     Garbo
Como para no ponerse rara con vos en el fondo de Siberia. Callate, Yvan.
     Garbenko
Nikita, ¿dónde estamos?
     Garbo
Estamos en lo de madame Simpson, la madre de mi alumna de piano.
     Garbenko
Pensé que ya no le dabas más clases a esa alumna.
     Garbo
Tomás el té todos los días con ella entre las cinco y las seis de la tarde en la taberna Lenin. ¿La amás, Yvan?
     Garbenko
¿Para eso me hiciste venir hasta acá?
     Garbo
No, no es para eso, pero respondeme.
     Garbenko
Hace diez años que tomo el té con tus alumnas de piano, y siempre te hiciste la que no lo sabías.
     Garbo
Esta no es como las otras.
     Garbenko
¿Porque está operada?
     Garbo
No te hagas el vivo, Yvan.
     Garbenko
Nikita, ¿estás celosa de ella o de mí?
     Garbo
La amo, Garbenko.
     Garbenko
¿Por qué no me lo dijiste antes?
     Garbo
¿Por qué te lo tendría que haber dicho?
     Garbenko
Está bien. Pero ¿para qué me hiciste venir hasta acá?
     Garbo
Necesito cuarenta perros y un trineo resistente para llegar al Transiberiano mañana antes del alba.
     Garbenko
¿Te vas con ella?
     Garbo
Sí.
     Garbenko
Me lo podrías haber dicho en casa.
     Garbo
En casa está lleno de micrófonos.
     Garbenko
Vuelvo en seguida con los perros y el trineo. Te amé mucho, Nikita.
     Garbo
Yo también, Yvan.
     Garbenko
¿Te llevás tu chihuahua?
     Garbo
No, lo dejo.
     Garbenko
¿Me puedo llevar tu trineo para ir hasta la casilla a buscar otro?
     Garbo
Podés.
     Garbenko
Hasta luego, mi General.

(Sale Garbenko. Entran Madre e Irina.)


Escena IV

Madre, Garbo, Irina

     Madre
La hice salir de la cama para que usted lo escuchara de sus propios labios. Vamos, deciseló. ¡Hablá, Irina!
     Garbo
Hola, Irina.
     Irina
Hola.
     Garbo
¿Estás mejor, querida mía?
     Madre
¡Perdió el bebé, madame Garbo!
     Garbo
¿Qué está diciendo? ¿Es verdad, Irina?
     Madre
¡Lo cagó a tu porquería de hijo! ¡Hace apenas unos minutos! ¡Acabo de enterrarlo en la nieve!
     Garbo
Irina… ¿es verdad?
     Irina
Es verdad.
     Garbo
¿Me puedo servir un poco más de mirabel, madame Simpson?
     Madre
Haga.
     Garbo
Gracias.
     Madre
Y ahora ya se puede ir, madame Garbo. Ya no hay más nada entre usted y mi hija. ¡Y vos, andá a acostarte!
     Garbo
No me voy nada, madame Simpson.
     Madre
¿Necesita que le aplique un boleo en el orto?
     Garbo
Hay circunstancias en la vida, madame Simpson, y usted lo sabe tan bien como yo, en las que la sinceridad es inevitable. Que sea hoy o dentro de un año, que nosotras tres tengamos una conversación es parte del destino.
     Madre
¡Te vas a ir de acá, conchuda, y rápido, si no querés que te rompa los dientes!
     Irina
Mamá.
     Garbo
¿Qué querías decir, Irinita?
     Irina
Tengo hambre.
     Madre
No comió nada esta noche. ¡Mire qué pálida que está! ¡Y todo por su culpa!
     Garbo
Es usted una madre muy dedicada, madame Simpson.
     Madre
¡Además, es posible que ni siquiera fuese suyo el chico ese! ¡Se hace cojer por cualquiera, vaya uno a saber de quién era el espermatozoide! Incluso llegó a decir que era mío.
Vamos, comé la sopa.
     Irina
No quiero.
     Madre
Irina, ¡comé la sopa!
     Irina
No quiero.
     Madre
Irina, ¡te voy a hacer chas-chas!
     Garbo
Dejelá. Está asustada.
     Madre
¡Hay días que la cagaría a cachetazos!
     Garbo
¿Estás asustada, Irina?
     Irina
Sí.
     Garbo
Se pone colorada. ¿Querés un bombón, Irina? Mirá, te traje bombones de cassis, como a vos te gustan.
     Irina
Gracias.
     Garbo
¿Qué estuviste haciendo estas últimas semanas, Irina, desde que no venís a las clases?
     Irina
Nada.
     Garbo
¿Nada? ¿No te sentaste frente al piano ni siquiera una vez?
     Irina
No.
     Garbo
Vos, que tenés las manos mejor dotadas del mundo… ¡No hay que permitir que tus dedos pierdan su maravillosa agilidad!
     Irina
Estuve cojiendo mucho estos últimos tiempos. Me pongo en pelotas en los cagaderos de la estación, y todos los cosacos vienen a dármela.
     Madre
¿Vio? Y usted que creía que el bebé era suyo.
     Garbo
Déjeme hablarle.
     Irina
El bebé era de ella.
     Garbo
¿Qué decís, Irina?
     Irina
El bebé era suyo.
     Madre
Irina, ¡dijiste que era mío!
     Irina
No puede ser. Tenía tres meses.
     Madre
¡Dijiste cuatro meses!
     Irina
Sí, pero era nada más así de grande. Tenía tres meses. O es de ella o es de su marido. Él también me la daba bastante en esa época.
     Garbo
Irina, ¿qué decís?
     Irina
O es de usted o es de su marido. O tal vez de un cosaco. Pero de ella no es.
     Garbo
¿Ni siquiera sabés quién es el padre de la criatura?
     Irina
No estoy segura.
     Garbo
Es demasiado para mí. Adiós, Irina. ¡Prefiero que me coman los lobos!
     Madre
¡Ah, no, espere un momentito! Ya que vino a hacerle una declaración de amor se la va a hacer. ¡Y ahora mismo! Porque usted se piensa que somos unas burguesas, madame Garbo, usted se cree que la nena es una estúpida burguesa como usted, que se pasó la vida con su enorme trasero sentado al lado del suyo mientras tocaban el piano a cuatro manos, ¿no? Pero ¡dele, animesé, mírela bien de frente, mírela, vamos, encuentrelé algo de romanticismo, usted que es tan sofisiticada! ¡No tenía ni diez años que ya se iba a la Huchette a que se la dieran los árabes! ¡Mírela bien de frente a su alumna de piano, la mejor dotada! ¡Vamos, pidamé su mano, dele nomás, torta sucia, animesé, pidamé su mano, tortillera, vamos!
     Garbo
Irina, mi padre me educó entre orquídeas y tapados de piel. No conocí a mi madre. Mi padre era cónsul en China; ahí aprendí a tocar el piano. Crecí en un ambiente romántico. Todo lo exótico era natural para mí, cotidiano. A los dieciséis años tuve un hijo con un hombre casado, un hombre que después me hundió en el barro. Odié a ese niño. Era anormal. Lo maté con mis propias manos y lo enterré bajo una parcela de rosas. Como castigo por mi crimen, mi padre me hizo implantarme un sexo de hombre, y luego se murió de pena. Conocí a Garbenko en una recepción que di por el primer aniversario de la muerte de mi padre. Garbenko nunca fue para mí más que el tiempo de un vals estirado entre años demasiado largos. Antes de encontrarte, mi vida era tan fría como la nieve que nos rodea. Te amo, Irina. Quiero volver a China con vos. La casa de mi infancia nos espera en medio de los nenúfares. Garbenko va a llegar en cualquier momento con cuarenta perros y un trineo resistente. Vamos a llegar al Transiberiano antes del alba. Cuando las autoridades militares se den cuenta de tu desaparición, Garbenko se va a encargar del asunto. Vení conmigo, Irina.
     Irina
Sí.
     Garbo
¿Dijiste que sí, Irina?
     Irina
Sí.
     Madre
¿Querés que te haga las valijas, Irina?
     Irina
Sí, mamá.
     Madre
Hay mucho espacio en un trineo. Agarrá mi tapado que es más abrigado que el tuyo y la bolsa con tus muñecas árabes. No vas a necesitar nada allá.
     Irina
Voy a agarrar también el culotte rojo que me regaló el tío Pierre.
     Madre
Lo tenés puesto, querida. Voy a buscarte las muñecas.
     Irina
Esperá, tengo ganas de ir al baño.
     Madre
¡Vamos, acompañelá usted! Así empieza a acostumbrarse.
     Irina
No. Ella no.
     Garbo
Irina, de ahora en más voy a ser yo la que te ayude a hacer tus necesidades.
     Irina
Usted no.
     Garbo
¡Te ponés colorada! ¿Pero por qué? ¿Por qué te doy vergüenza, querido mío?
     Irina
No me da vergüenza.
     Garbo
¿Entonces? ¡Vení!
     Irina
Con usted no.
     Garbo
Vamos, Irina. ¿Por qué?
     Irina
Con usted no quiero. Prefiero con ella.
     Garbo
¿Qué es lo que te da vergüenza, querida?
     Irina
No me da vergüenza.
     Garbo
Entonces, vení.
     Irina
No, ya pasó. No tengo más ganas.
     Garbo
¿Estás segura, querido mío?
     Irina
Sí.
    Madre
Si la conoceré… Mire, ¿no siente? ¡Ya cagó! ¡Vení que te limpio! Y te querías llevar el culotte del tío Pierre… Debe estar en un estado tu culotte…
    Garbo
Dejemé ayudarla.
     Irina
¡No! ¡No quiero!
     Garbo
¿Por qué, querido mío?
     Irina
¡No quiero limpiarme!
     Garbo
Pero hay que limpiarse.
     Irina
¡No quiero!
     Madre
¿Siente cómo apesta? Vamos, tome un poco de mirabel.
     Garbo
Irina, hay que limpiarte. Vamos a hacer un viaje largo.
     Irina
Eso no cambia nada. No quiero limpiarme.
     Madre
¿Vio? ¡No para!
     Garbo
Déjeme hablarle. Madame Simpson fue siempre una buena madre para vos, Irina. ¿No es cierto?
     Irina
Sí.
     Garbo
Pero no la querés.
     Irina
No.
     Garbo
¿Por qué?
     Irina
Porque usted es más buena que ella.
     Garbo
Ella es muy buena, Irina. Se sacrificó toda la vida por vos. Si se operó fue para que la deportaran con vos, mientras que a mí apenas si me conocés. ¿Quién te dice que un día no te voy a abandonar como a Garbenko? Mirá las cosas de frente, Irina. Madame Simpson nunca te defraudó, sos el único amor de su vida. ¿No vas a dejar que te limpie, sabiendo que son los últimos momentos de tu vida que vas a pasar con ella?
     Irina
No.
     Garbo
Entonces, vamos a limpiarnos.
     Madre
¡Qué modales!
     Irina
¡No, no quiero!
     Madre
Pero, Irina, ¿qué te pasa? No va a ser la primera vez que te lave ¿no?
     Irina
Quiero que me lleve así. Si me ama me tiene que llevar así.
     Garbo
Irina, ¡eso no tiene nada que ver!
     Irina
¡Sí!
     Madre
Pero, Irina, ¿no te das cuenta que tenés que tomar el Transiberiano que está lleno de gente distinguida y que apestás como si fueras carroña.
     Irina
¡Dejen de tratarme como a una idiota! ¡Entiendo todo!
     Madre
¡Si entendés todo, entonces solo hay que limpiarte, chancha! Además, ¿sabés qué? ¡Andá sola! ¡Estoy harta de tu mierda!
     Irina
Entonces quiero que lo haga ella.
     Garbo
¿Querés que lo haga yo, mi amor?
     Irina
Sí.
     Garbo
Vení, querida.
     Madre
¡Qué castigo! ¡Vení!
     Irina
¡Vos no! Ella sola.
     Madre
¡Irina, yo sé cómo limpiarte! ¡Hace diez años que lo hago!
     Irina
¡Pero yo quiero que ella me limpie sola!
     Garbo
Sí, querida mía. Vení.

(Salen madame Garbo e Irina. Madame Garbo entra.)

miércoles, 17 de marzo de 2010

el homosexual... 2, Copi

                                                          
Escena II

Garbo, Madre

     Madre
¿Usted aquí?
     Garbo
¿Le sorprende?
     Madre
Es peligroso andar por las estepas de noche.
     Garbo
Tengo una metralleta.
     Madre
Irina está enferma.
     Garbo
Lo sé. Su casa está decorada con muy buen gusto.
     Madre
Tengo un hermano bastante rico en Moscú. Puede que sea una de esas enfermedades que andan dando vueltas por las estepas. Pero ya está un poco mejor. La acosté con una botella de agua caliente en la panza.
     Garbo
Hay que tener cuidado con los virus de las estepas. ¿Las cortinas las trajo de Moscú?
     Madre
Son de Casablanca. Están tejidas a mano.
     Garbo
Divino. No es fácil encontrar colores tan divertidos en una cortina.
     Madre
Exacto.
     Garbo
¿Mi visita le importuna?
     Madre
No.
     Garbo
¿Llamó al doctor Feydeau?
     Madre
Es solo un virus. Ya está mucho mejor.
     Garbo
¿Duerme?
     Madre
A pata suelta.
     Garbo
¿No le molesta si me saco el tapado? Gracias. Es un regalo de alguien que quise mucho. Hace solo dos años que estoy casada con Garbenko. Un oficial revolucionario asignado a Siberia… ¿Qué mujer podría haberse resistido a semejante aventura? Una abandona una carrera artística para entregarse por completo a un amor apasionado… y de golpe se encuentra en Siberia. Admitamos que hay cosas que son deprimentes.
     Madre
No estamos en Siberia por los mismos motivos, madame Garbo.
     Garbo
Supongo que eso no le impide tener una conversación.
     Madre
Podemos hablar tanto como quiera. No son las palabras las que cambian el mundo.
     Garbo
Tiene usted razón. Tuve mucho miedo recién en el trineo. Un lobo atacó a uno de mis perros. Tuve que matarlos a los dos. ¿Podría tomar algo caliente?
     Madre
Tome un poco del mirabel que mi cuñada me mandó de Biarritz.
     Garbo
Gracias. ¡Dios mío!, ¡qué reconfortante! Parece como si me volviera la vida.
     Madre
¿Qué vino a hacer acá?
     Garbo
Espere, no me hable así desde el vamos. Esperemos a que se instale entre nosotros un cierto calor, por decirlo de algún modo, que se rompa el hielo…
¿La puedo llamar Susana?
     Madre
No me llamo Susana. Me llamo madame Simpson.
     Garbo
Disculpe. Su hija me dijo que usted se llamaba Susana.
     Madre
Delira.
     Garbo
Madame Simpson, ¿puedo verla?
     Madre
No. Duerme.
     Garbo
¿Y si le pidiese que me dejara verla dormir?
     Madre
Sé muy bien qué clase de mujer es usted, Madame. Ella no irá nunca más a sus clases de piano. Termine su mirabel y vayasé.
     Garbo
Madame Simpson, yo amo a su hija.
     Madre
No es una chica para usted, madame Garbo.
     Garbo
¿Por qué, madame Simpson? Al menos digamé por qué.
    Madre
Mi hija no es una burguesa, Madame. Arrastramos un pasado denso.
     Garbo
A mí también me operaron en Casablanca, madame Simpson. Tengo sexo de hombre.
     Madre
No puede ser.
     Garbo
Toque.
     Madre
¿Y el oficial Garbenko?
     Garbo
Fui operada a los diecisiete años en contra de mi voluntad.
     Madre
Mi hija y yo cambiamos de sexo por nuestra propia voluntad. Ahora, buenas noches.
     Garbo
Madame Simpson.
     Madre
¿Si, madame Garbo?
     Garbo
Su hija está esperando un hijo mío.
     Madre
La voy a buscar.

(Madre sale. El oficial Garbenko entra.)

el homosexual o los problemitas de expresión (1971), Copi

                                                
PERSONAJES
(Por orden de aparición)

Madre
Irina
Madame Garbo
Garbenko
General Puchkin

Escena I

Madre, Irina

     Madre
Irina, recibí una carta del tío Pierre. Está muy preocupado por vos. Pregunta por qué abandonaste las clases de piano. Madame Garbo le devolvió cincuenta cópecs y le dijo que hace dos meses que ya no vas a las clases. Irina, ¿qué hacés entre las dos y las cinco?
     Irina
Paseo.
     Madre
¿Sola?
     Irina
Sola.
     Madre
¿Con cuarenta grados bajo cero? ¿Paseás sola por la estepa con cuarenta grados bajo cero? Sos fuerte. ¿Sabés lo que nos va a pasar si el tío Pierre nos corta los víveres?
     Irina
Detesto el piano.
     Madre
Detestás el piano pero te encantan las estepas infestadas de lobos. Detestás a Mozart pero adorás la mentira. ¿Quién es tu amante, Irina?
     Irina
No tengo amante.
     Madre
Es el travestito rubio que vive en lo de Catalina la Grande. Lo reconocí a pesar de su sombrero con velo. Me resulta bastante vulgar.
     Irina
Al menos tiene pija.
     Madre
¿Es lo único que te importa? ¿Hacerte cojer por un coiffeur con velo en el baño de la estación entre mediodía y las cinco de la tarde?
     Irina
Entre las dos y las cuatro y media.
     Madre
¿Cuán grande la tiene?
     Irina
Mediana.
     Madre
¿Te coje de parado?
     Irina
Ponemos papel de diario en el piso y nos acostamos.
     Madre
¿Lo amás, Irina?
     Irina
No.
     Madre
Podrías tomar tus clases de piano entre mediodía y las dos.
     Irina
Detesto el piano.
     Madre
¡Pero te gusta el confort! ¿Sabés lo que nos va a pasar cuando el tío Pierre nos corte los víveres? ¿Nos ves mendigando por las estepas? ¡Comé la sopa!
     Irina
No.
     Madre
¡Comé la sopa! Es tal vez la última sopa que nos podamos pagar.
     Irina
No voy a comer la sopa.
     Madre
¿Nos hacemos cojer toda la tarde con cuarenta grados bajo cero y no tocamos la sopa a la hora de la cena?
     Irina
No tocamos la sopa a la hora de la cena.
     Madre
¿Quién te pagó la comida en la taberna Lenin?
     Irina
Nadie.
     Madre
El oficial Garbenko.
     Irina
No.
     Madre
¡Abandonás las clases con madame Garbo y te hacés manosear por su marido en la taberna Lenin, así nomás! Si nos echan de Siberia, ¿sabés adónde vamos a ir a parar?
     Irina
Al polo norte.
     Madre
¡Exacto! ¡Al polo norte! Comé la sopa.
     Irina
No.
     Madre
¿Nos ves en un iglú rodeadas de osos muertos de hambre?
     Irina
Acá estamos rodeadas de lobos.
     Madre
¿No vas a comer la sopa?
     Irina
No.
     Madre
Entonces te quedás sin postre. ¿Vos no estarás embarazada, no?
     Irina
Sí.
     Madre
¿Estás embarazada?
     Irina
Sí.
     Madre
¿El coiffeur o el oficial?
     Irina
Con el coiffeur lo hice por primera vez la semana pasada; con el oficial, hace tres meses; y estoy de por lo menos cuatro meses.
     Madre
¿Quién es, entonces?
     Irina
Vos.
     Madre
¡Hace años que no cojemos!
     Irina
¿Y en el tren?
     Madre
¿Qué tren?
     Irina
No tomamos más que un tren, hace cuatro meses, para venir a Siberia.
     Madre
¡Pero si estábamos esposadas!
     Irina
Entonces puede ser el tío Pierre.
     Madre
¿Cómo el tío Pierre?
     Irina
En la estación. Cuando me desmayé y te fuiste a buscar el coñac a la valija.
     Madre
¡No estuvieron solos más de dos minutos!
     Irina
Quiero ir al baño, mamá.
     Madre
¿No comiste nada y querés ir al baño?
     Irina
Es para cagar al bebé.
     Madre
¿Querés abortar?
     Irina
Sí.
     Madre
Vení que te ayudo.
     Irina
Esperá. Ahí viene.
     Madre
Dejame ayudarte.
     Irina
Esperá, dejame, ahí viene.
     Madre
¡Pujá! ¡Pujá!
     Irina
Ya está.
     Madre
Mostrá.
     Irina
Está muerto.
     Madre
Vení que te limpio.

(Madre e Irina salen. Madame Garbo entra. Madre entra.)


Raúl Damonte Botana
(1939-1987)
copi por el tomi

martes, 9 de marzo de 2010

La disciplina HF (1970), W. S. Burroughs


Un día frío seco ventoso nubes soplando a través del cielo sol y sombra. Una hoja muerta me roza la cara. Las calles me hacen acordar a St. Louis… casas de ladrillo a la vista, árboles, terrenos baldíos. Brillante y ventosa vuelta en taxi por calles vacías. Cuando llego al cuarto piso me resulta del todo ajeno como visto con los ojos de otro.
     “Espero que encuentre su camino… casas de ladrillo a la vista, árboles… la dirección en calles vacías.”

Coronel Sutton-Smith, sesenta y cinco, retirado sin estrecheces con renta propia suplementaria… departamento en Bury Street, St. James… casa en las afueras de Gales… no se resigna y sigue buscando monedas romanas bajo el suelo de su chalé teoría interesante la del Coronel acerca de esas monedas con dos copitas de jerez encima nunca tres sin importar cuán obscenamente su invitado relojee el decantador adamantino. Puede por supuesto terminar sus memorias… extensas notas abarcando un período de años, invitaciones, recortes de diarios, fotos, estirándose hasta el pasado en fechas que amarillean. Objetos acompañan los recortes, las notas, las fotos, las fechas… Una daga kris en la pared como recuerdo de Alí y su ataque amok en el mercado de Lampipur treinta años atrás, una corona de cuarzo esmeralda, una cabeza de jade que representa un joven reptílico con ojos de ópalo, un caballito blanco delicadamente tallado en marfil, un revólver automático Webley .455… (Solo el revólver automático hizo que el tambor girase sobre un trinquete estabilizando como giroscopio la patada.) Recuerdos, objetos clavados en un calendario viejo.
     El Coronel decide hacer su propio tiempo. Abre un cuaderno escolar con hojas rayadas y construye un calendario simple compuesto por diez meses de veintiséis días cada uno comenzando por este día 21 de febrero de 1970, 14 de Raton Pass en el nuevo calendario. Los meses llevan nombres como los de los viejos coches Pullman de Estados Unidos donde el Coronel vivió hasta su decimoctavo año… nombres como Beauacres, Bonneterre, Watford Junction, Sioux Falls, Pikes Peak, Yellowstone, Bellevue, Cold Springs, Lands End fechados desde el inicio 14 de Raton Pass un día gris y tranquilo. Olor a hollín y vapor y hierro y humo de cigarro mientras el tren empieza a zarandearse hacia el pasado. Ahora el tren está detenido edificios de ladrillo a la vista un canal azul profundo del otro lado de la ventana del tren un día gris y tranquilo desde hace rato.
     Un plato manchado con yema de huevo, una crosta de panceta, migas de tostadas sobre la mesa, un revuelto de diarios matutinos, colilla de cigarrillo flotando en café frío exactamente donde usted está sentado sacuden al Coronel de regreso a EL AHORA.
     El Coronel decide, en este día gris y tranquilo, traer su tiempo al tiempo presente. Observa los objetos sobre la mesa del desayuno calculando los movimientos para limpiarla. Mide la distancia entre su silla y la mesa cómo correr la silla hacia atrás y pararse sin golpear la mesa con sus piernas. Corre la silla hacia atrás y se para. Con movimientos elegantes y precisos vacía el plato en la sección Negocios de The Times, pliega el papel en forma de triángulo perfecto, levanta plato, cuchillo, tenedor, cuchara, taza de café y los lleva a la cocina sin ningún movimiento torpe o de más lavados y guardados. Antes de hacer la primera movida ya tenía planeada una serie completa de movimientos posteriores. Ha descubierto la simple y básica Disciplina HF. HACER FÁCIL. Es simplemente hacer cada cosa que se hace de la manera más fácil y relajada que se pueda lograr en el momento que se hace.
     Se vuelve un concienzudo estudiante de HF. Limpiar el departamento es un problema de logística. Conoce cada papel cada objeto y muchos ya tienen nombre. Ha perfeccionado el arte de “seleccionar” sábanas y mantas para que caigan justo así. Y la amable y silenciosa cuchara o taza de café sobre la mesa… Entrena durante un año antes de estar preparado para revelar los misterios del HF.
     Mientras el Coronel lava y ordena su pequeña cocina la audiencia televisiva contiene la respiración frente a la pantalla. Cuchillos tenedores y cucharas destellan entre sus dedos y tintinean en los cajones. Los platos bailan hasta los estantes. Abre y cierra las canillas con amables y precisos dedos y con la presión exacta considerando los cueritos dentro. Los repasadores se doblan como por sí mismos y caen suavemente en su lugar. Mientras se desplaza arroja bollos de papel y atados de cigarrillos vacíos estando de espaldas y por debajo de sus brazos y se los ve aterrizar infaliblemente en el tacho de basura como un maestro Zen puede dar en el blanco con su flecha en la oscuridad. Se mueve por la sala de estar una ráfaga de viento junta delicadamente en el cuenco de su mano la ceniza de cigarrillo sobre la mesa y la deja flotar descendente a la entrada del tacho de basura. En el dormitorio movimientos suaves limpia el lavatorio y acomoda los artículos de baño en una nature morte nueva cada día. Con un lanzamiento fluido y ondulante las sábanas serpentean hasta alisarse y luego las mantas ajustadas a los bordes con dedos que sienten la ropa y el colchón. En dos minutos el departamento queda reluciente…

Informe del Coronel HF para principiantes

HF es una manera de hacer. Es una manera de hacer todo lo que usted hace. HF significa simplemente hacer lo que sea de la manera más fácil y relajada de acuerdo con sus propias capacidades que es también la manera más rápida y efectiva como descubrirá al progresar en la práctica del HF.
     Puede comenzar ahora mismo limpiando su departamento, cambiando de lugar libros o muebles, lavando platos, preparando té, acomodando papeles. Piense en el peso de los objetos la fuerza exacta que se necesita para llevar el objeto de acá hasta allá. Piense en su forma y textura y función a qué lugar pertenece exactamente. Utilice solo la cantidad de fuerza necesaria para llevar el objeto de acá hasta allá. No manotee sacuda apretuje el objeto. Pose sobre él suaves dedos posesivos como un viejo y experimentado policía al efectuar un arresto tranquilo. Maniobre la palita plástica suavemente hacia el piso como si estuviera haciendo aterrizar un planeador. Cuando toque un objeto sopéselo con sus dedos sienta sus dedos sobre el objeto la piel sangre músculos tendones de su mano y brazo. Piense estas extensiones de su ser como instrumentos de precisión para llevar a cabo cada movimiento en forma adecuada y serena.
     Manipule consideradamente los objetos y ellos le mostrarán cada uno de sus pequeños trucos. No tironee o forcejee un cierre. Guíe suavemente los dientecitos de metal sintiendo las sinuosas ondulaciones de la ropa y el metal flexible. Al tapar el dentífrico… (y esto siempre debería hacerse inmediatamente después de haberlo usado pocas cosas peores que un dentífrico destapado estrujado torpemente enchastrando el estante del baño babeando pasta a no ser uno con el capuchón arrancado a lo bárbaro todo retorcido contra la rosca). Al tapar el dentífrico deje que las yemas de sus dedos excedan la tapa y entren en contacto con el extremo del tubo para guiar la tapa hasta su posición. Utilizar las yemas de sus dedos como asistentes de contacto le permitirá depositar silenciosa y confiablemente cualquier objeto liviano en su lugar. Recuerde que cada objeto tiene su lugar. Si usted no encuentra ese lugar y no lo coloca allí, el objeto lo acosará con su presencia y lo distraerá o lo atormentará. Lo molestará y se prenderá de usted y estará siempre metiéndose en el medio.
     Esa clase de objetos suele pertenecer al tacho de basura pero también suele suceder que solo están fuera de lugar. Aprenda a colocar un objeto en forma firme y descansada en su lugar y no permita que sus dedos hagan bambolear el objeto cuando usted lo está depositando allí. Cuando esté apoyando una taza sobre alguna superficie aleje prolijamente sus dedos de la taza. No permita que se traben en el asa y si lo hacen repita el movimiento hasta que lo realicen prolijo. Si no separa ese dedo nervioso que no quiere desprenderse del asa puede llegar a tirarle té caliente encima a la duquesa. Nunca pase por alto una secuencia ejecutada pobremente. Si arroja un fósforo al tacho de basura y erra párese en el acto y póngalo dentro del tacho de basura. Si tiene tiempo repita el tiro errado.
     Existe siempre un motivo por el cual se erra un tiro fácil. Repita el tiro y lo descubrirá. Si se agarra los dedos con una puerta o ventana, si se raspa la pierna contra el escritorio o la cama, si se tropieza con el borde levantado de la alfombra o estrella su dedo contra una mesa o silla vuelva y repita la secuencia. Se sorprenderá al descubrir cuán desviado del rumbo estaba como para golpearse con ese marco de ventana esa puerta esa silla. Desande sus pasos y repita el trayecto. ¿Cómo podrá pilotear una nave espacial si ni siquiera es capaz de moverse sin dificultades por su propio departamento? Es como repetir la toma de una película hasta lograr la correcta. Y usted mismo comenzará a sentirse en una película moviéndose con facilidad y velocidad. Pero no intente velocidad al principio. Intente una elegancia relajada tomándose tanto tiempo como le haga falta para llevar a cabo la acción. Si se le cae un objeto, rompe un objeto, vuelca algo, se golpea dolorosamente contra algo, manotea un objeto, enfóquese en la repetición. Le será posible descubrir por qué y evitar que se repita. Si el objeto está roto recoja las piezas y retírelas de la habitación en el acto. Si el objeto está intacto o lo tiene por duplicado repita la secuencia. Puede ser que experimente una extraña sensación como si los objetos estuvieran vivos o fueran hostiles intentando escabullirse de sus dedos, golpear ruidosamente contra una mesa, atravesarse en su camino y entrometerse con su dedo gordo y hacerlo tropezar. Repita la secuencia hasta restablecer el orden entre los objetos.
     Aquí tenemos a un alumno haciendo sus ejercicios. Lanza desde sesenta centímetros la tapa de plástico rojo de una botella de leche al tacho naranja. La tapa sobrevuela el tacho como un plato volador. Lo vuelve a intentar. Mismo resultado. Examina la tapa y descubre un borde aplastado. La restaura. Ahora la tapa caerá obedientemente dentro del cesto. Cada objeto que usted toca recibe de usted su vida y su voluntad.
     El alumno lanza al tacho de basura un atado de cigarrillos que rebota contra el envoltorio de cartón de un perchero metálico que descansa en el tacho de basura atravesándolo diagonalmente y no debería estar allí bajo ningún criterio y el paquete cae hacia afuera. Si se vacía un cenicero en ese tacho de basura el triángulo de cartón dispersará las cenizas y las colillas dejando todo desparramado por el suelo. Alumno agarra caja de fósforos del bolsillo de su abrigo previo a prender un cigarrillo del paquete nuevo sobre la mesa. Con los fósforos en una mano ejecuta otro lanzamiento y erra por supuesto sus dedos instalados ya en tiempo futuro encendiendo el cigarrillo. Recupera paquete apoya fósforos y ahora flexionando ligeramente las piernas se inclina lanza pasa junto a la bacha y encesta, milagro del maestro Zen que da en el blanco en la oscuridad estos pequeños milagros ocurrirán cada vez con mayor frecuencia al avanzar en la práctica del HF. El bollo de papel lanzado de espaldas cae dentro del tacho de basura, la colcha arrojada ajustada en el lugar preciso parece doblarse sola bajo los dedos de satén marrón de un viejo mercader persa. Los objetos se acomodan con el toque más suave. Se desliza como en una película con tanta facilidad que apenas si reconoce estar haciéndolo. Entra en la cocina esperando encontrar la pileta rebalsada de platos sucios y en cambio cada plato se encuentra en su lugar y la cocina brilla. Los Enanitos estuvieron ahí e hicieron por usted el trabajo dedos ligeros y frescos como viento de primavera a través de los cuartos.
     El alumno considera objetos pesados. Una grabadora sobre el escritorio ocupando mucho espacio y que no usa demasiado a menudo. Por lo que guardarla bajo la bacha. Sopesarla con las manos. Primer intento el cable y el enchufe reptan a través del escritorio como una serpiente asustada. Se golpea la espalda contra la bacha al querer colocar la grabadora debajo. Intentar de nuevo pararse con las piernas no hacia atrás. Golpea la lámpara. Observa la lámpara. Es un horrible objeto destartalado con las articulaciones emparchadas con cinta scotch desenchufada cuando no está en uso el cable suelto y se le enrosca en los pies a veces haciendo volar la lámpara fuera del escritorio. Sacar esa lámpara del cuarto y comprar una nueva. Ahora intentar de nuevo pararse moverse rotar agacharse así y justo bajo la bacha.
     Descubrirá cosas torpes que ha estado haciendo durante años cuando piense que así son las cosas. Aquí tenemos a un alumno americano que durante años arrancó la tapa de plástico rojo de la botella inglesa de leche usted sabe las tapas americanas tienen una lengüeta pequeña y él ha estado buscándola durante todos estos años. Luego un día en la cocina de un amigo vio la tapa aplastada en el centro. A la mañana siguiente lo intenta y ocurre el milagro. La presión exacta en el centro y saca la tapa con dedos expertos y la vuelve a poner. Lo hace varias veces sorprendido y espantado y bueno pudo sucederle a él profesor universitario y muy técnico también los gusanos planos aprenden más rápido durante años estuvo poniéndose las medias después de haberse puesto los pantalones por lo que tenía que arremangarse los pantalones y pantalones y medias se le enredaban así que por qué no ponerse las medias antes de ponerse los pantalones?
     Está aprendiendo los milagros simples… El milagro del Vaso en el Lavatorio… todos conocemos el típico vaso sobre una hoja de afeitar oxidada manchado con pasta dental rosa un dentífrico decapitado retorciéndose hacia fuera… los hábiles dedos ponen manos a la obra y el vaso brilla como el Santo Grial a los rayos del sol. Ahora realiza una práctica de billetera. Durante años llevó la plata en el bolsillo izquierdo del pantalón teniendo que meter la mano hasta el fondo para pescar los billetes desnudos… rozando los dedos contra los bordes filosos de los billetes. Muchas veces los billetes estaban de a dos o más y al sacar uno el otro podía caerse al suelo. El bolsillo izquierdo del pantalón es más difícil de robar pero hay cosas peores que un bolsillo saqueado con el que uno podría haber comido afuera por una temporada. Dos dedos con trabajo de manicura se deslizan dentro del traje sastre y le pasan aéreos a la mano que espera un mensaje impreso de la Reina.
     Esta es claramente la manera fácil. Además a ningún estudiante de HF le van a robar nada si aplica HF en la calle, eligiendo su camino entre quienes caminan despacio, no atascarse detrás de ese cochecito para bebé, cuidado al doblar la esquina no chocarse contra alguien que viene en sentido contrario. Saca la billetera frente a un espejo, agarra los billetes, cuenta los billetes, vuelve a guardar los billetes tan rápido como puede sin movimientos torpes, sin que sobresalgan los billetes y demás errores. Este es un principio básico y debe ensayarse. Cuando la velocidad es crucial para la operación usted debe encontrar su velocidad lo más rápido que pueda realizar la operación sin cometer errores. No intente velocidad al principio ya vendrá el frufrú de sus dedos en la billetera con un toque ligero como hojas muertas y discretamente plisado el billete que coimeará al policía sudamericano estándar para que pase por alto una cara de reviente. El policía estándar sonríe con sonrisa de coleccionista una sonrisa de connaisseur. No ha escuchado un frufrú semejante desde aquel ladrón de joyas francés con papeles de factura burda un frotecito encima con sus manos y ahí está el billete pulcramente plegado dentro del pasaporte falso.
     Ahora alguien dirá… “Pero si tengo que pensar en cada movimiento que hago…”. Usted solo tiene que pensar y bajar los movimientos a una serie de imágenes congeladas para estudiarlos y corregirlos porque no ha encontrado la manera fácil. Una vez que haya encontrado la manera fácil no va a pensar en eso. Casi como que se hará por sí mismo.
     Operaciones realizadas sobre uno mismo… lavarse los dientes, bañarse, etc., pueden llevarlo a corregir un defecto antes de que se desarrolle. Aquí tenemos a un alumno con un caso incipiente de encías sangrantes. Su dentista le dijo que se masajeara las encías colocando entre diente y diente unos palitos llamados Inter Dens y masajear encía con movimientos oscilatorios. Agarra un Inter Dens, abre la boca en una mueca rígida y le da a la encía con mano temblorosa. Ahora se acuerda de su HF. Recomenzar. Retirar los palitos como si fueran palitos chinos en miniatura unidos a la base y separarlos delicadamente. Hallar el perímetro sangrante. Relajar el rostro y mover el Inter Dens hacia arriba y hacia abajo delicada firmemente encías relajadas dirija su atención hacia ahí.
     No sin “ponerse cada vez mejor” solo permita que la atención de todo su cuerpo se dirija hacia allí y todo el poder curativo de su cuerpo fluirá con ella. Una mano enjabonada en la parte baja de su espalda sintiendo los músculos y las vértebras puede detectar una dislocación justo ahí y ahorrarle una visita al osteópata. Deficiencia y enfermedad son en gran medida un asunto de negligencia. Usted evita algo porque es molesto y se vuelve más incómodo por negligencia y lo deja estar más todavía. Las tareas cotidianas le parecen molestas y aburridas porque las piensa como TRABAJO algo pesado y sólido con lo que tropezarse y caerse. Supere este bloqueo y descubrirá que el HF puede aplicarse a cualquier cosa incluso a la disciplina final de no hacer nada. Mientras más fácil lo haga menos va a tener que hacer. Aquel que haya aprendido a no hacer nada con toda su mente y con todo su cuerpo tendrá las cosas hechas por sí mismas.
     Sometamos ahora el HF a una simple prueba: el viejo duelo Western de a ver quién desenfunda primero. Solo un pistolero captó verdaderamente el principio del HF y fue Wyatt Earp. Nunca nadie lo derrotó. Wyatt Earp dijo: “Lo que cuenta no es el primer tiro. Es el primer tiro que pega. El punto es desenfundar apuntar y disparar y mandar el proyectil cinco centímetros por encima de la hebilla del cinturón”.
     Eso es HF. ¿Cuán rápido podés hacerlo y haberlo hecho?
     Se cuenta que una vez un muchachito despertó la ira de McGee Dos Pistolas. McGee juró matarlo y se prepara en una serie de cantinas. El muchacho nunca estuvo en un tiroteo y Wyatt Earp le aconseja que se vaya de la ciudad cuando McGee está todavía dos cantinas más allá. El muchacho se niega.
     “Está bien” le dice Earp “Podés darle a un círculo de diez centímetros cuadrados a dos metros de distancia ¿no? Está bien tomate tu tiempo y dale”. Wyatt se adelgaza contra una pared diciéndole otra vez “Tomate tu tiempo, pibe”.
     (¿Cuán rápido podés tomarte tu tiempo, pibe?)
     Y acá aparece McGee con una .45 en cada mano escupiendo plomo para todos lados. Un baterista de St. Louis está un poco lerdo para tirarse al piso atrapa una bala con la frente. Un muchacho comiendo pacíficamente chop suey en el restaurante chino de al lado frena una bala con el muslo.
     Ahora el pibe desenfunda su pistola firme en las dos manos apunta y dispara desde dos metros dándole a McGee de lleno en el estómago. La masa del proyectil lo estrella contra una pared. Se las arregla para tirar un último tiro y baja un candelabro. El pibe dispara de nuevo y despacha una bala que revuelve el hígado de McGee y otra que le atraviesa el pecho.
     El principiante puede pensar el HF como un juego. Estás corriendo una carrera de obstáculos los obstáculos puestos por tu oponente. No bien intentes poner el HF en práctica te vas a dar cuenta de que tenés un oponente muy astuto y persistente y lleno de recursos con un conocimiento detallado de tus debilidades y sobre todo experto en desviar tu atención por un instante necesario para que se te caiga el plato en la cocina. ¿Quién o qué es este oponente que te hace volcar tirar y trastabillar patinar y caer? Groddeck y Freud lo llamaron el ELLO un mecanismo autodestructivo de fabricación casera. Mr. Hubbard lo llama Mente reactiva. Desconectarás el ELLO a medida que avances en la disciplina HF. HF te lleva a un enfrentamiento directo con el ELLO en tiempo presente donde podés controlar tus movidas. Podés derrotar al ELLO en tiempo presente.
     Apropiate del artificio inverso del ELLO. Esas aptitudes te pertenecen. Hacelas tuyas. Sabés donde está el tacho de basura. Podés embocar un objeto en el tacho de basura estando de espaldas. Sabés cómo tocar y mover y levantar cosas. Recuperar esas habilidades es por supuesto no más que un preludio para recuperar otras y otros conocimientos que tenés pero que no podés volver utilizables. Conocés tu historia pasada en su totalidad exactamente año mes día y hora todo lo que pasó. Si escuchaste un idioma por cierta cantidad de tiempo sabés ese idioma. Tenés una computadora en el cerebro. HF te mostrará cómo usarla. Pero esa es otra historia.
     HF es aplicable a TODAS las operaciones llevadas a cabo dentro del cuerpo… ondas cerebrales, digestión, presión sanguínea y pulsaciones… Y esa es otra historia…

     “Y ahora tengo que darles de comer a unos gatos callejeros y mi clase en el Leprosario.”
     Lady Sutton-Smith se despide levantando un paraguas distante…
     “Espero que encuentre su camino… La dirección en calles vacías…”

martes, 2 de marzo de 2010

Obertura, Marcel Proust


Durante mucho tiempo me acosté temprano. A veces, recién apagada la vela, se me cerraban tan rápido los ojos que no tenía ni tiempo de decirme: “Me duermo”. Y, media hora después, la idea de que ya era momento de ir conciliando el sueño me despertaba; quería apoyar el tomo que creía tener todavía entre las manos y apagar mi luz; no había dejado al dormir de reflexionar acerca de lo que acababa de leer, pero esas reflexiones habían dado un giro un tanto particular; me parecía ser yo mismo aquello de lo que trataba la obra: una iglesia, un cuarteto, la rivalidad entre Francisco I y Carlos quinto. Esta idea sobrevivía durante algunos segundos mi despertar; no conmovía mi razón pero pesaba como un velo sobre mis ojos y les impedía darse cuenta de que el candelero ya no estaba encendido. Luego se me empezaba a volver indescifrable, como después de la metempsicosis los recuerdos de una vida anterior; el tema del libro se desprendía de mí, yo era libre de consagrarme a él o no; enseguida recuperaba la visión y me sorprendía mucho encontrar alrededor de mí una oscuridad, dulce y sosegadora para mis ojos, pero tal vez aún más para mi espíritu, para quien representaba como algo sin causa, incomprensible, como algo verdaderamente oscuro. Me preguntaba qué hora sería; escuchaba el silbido de los trenes que, más o menos distantes, como el canto de un pájaro en un bosque, relevando las distancias, me describía la extensión de campo desierto por donde el viajero se apresura hacia la estación cercana; y el pequeño sendero que recorre va a quedar grabado en su recuerdo por la excitación que le debe a lugares nuevos, a hechos desacostumbrados, a la conversación reciente bajo la lámpara extranjera que todavía lo siguen en el silencio de la noche, a la dulzura próxima del regreso.

 
Valentin Louis Georges Eugène Marcel Proust
(1871-1922)

lunes, 1 de marzo de 2010

Al lector, M. de Montaigne


Es este un libro con buenas intenciones, lector. Ya desde el  inicio te advierte que no he querido ir más allá de lo doméstico y privado. No he tenido para nada en cuenta ni tus favores ni mi gloria. Mis energías me impiden llevar a cabo una tarea semejante. Lo he consagrado a la comodidad personal de mis parientes y amigos: para que cuando me hayan perdido (lo que no tardará en suceder) tengan la posibilidad de reencontrarse con algunos trazos de mis condiciones y estados de ánimo, y para que por este medio puedan formar una imagen más completa y viva de su conocimiento de mí. Si hubiese sido para buscar el agradecimiento de la gente, me habría arreglado mejor y me presentaría de acuerdo con un método elaborado. Quiero que se me vea en mi aspecto simple, natural y ordinario, sin afectación ni artificio: pues soy yo lo que pinto. Mis defectos quedarán expuestos, y mi forma, inocente, tanto como la consideración pública me lo ha permitido. Porque si me hubiese hallado en alguna de esas naciones que se dice aún viven bajo la dulce libertad de las primeras leyes naturales, te aseguro que con mucho gusto me habría pintado de cuerpo entero y desnudo. Así, lector, yo mismo soy la materia de mi libro: no es el caso que gastes tus horas libres en un tema tan frívolo e inútil. Entonces, a Dios; de Montaigne, este primero de Marzo de mil quinientos ochenta. 

 
Michel Eyquem de Montaigne
(1533-1592)